Así ha beneficiado la autonomía de Banxico a la economía

El l1 de abril, el Banco de México (Banxico) llegó a 30 años de autonomía, sus primeras tres décadas en las que ha visto pasar a cinco presidentes en el país, incluyendo al actual.

La autonomía de Banxico es un hecho muy relevante, pareciera que, por los tiempos actuales, no se celebró como debiera. El banco central mexicano asumió un bajo perfil que, en la actualidad, podría ser más acorde a sus intereses; el hecho es que Banxico ha logrado en estos años logros muy relevantes para la economía mexicana que valen la pena destacar, y que no pasen de largo en este aniversario de sus primeros 30 años como institución monetaria autónoma.

Autonomía inició con una gran crisis

A 30 años de distancia, quizás se pierda de vista el contexto en el que Banxico empezó como institución autónoma. Nuestro país atravesaba una severa crisis económica, política y social.

El primer día de 1994, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) le declaraba la guerra al estado mexicano, la guerrilla en este país se volvía una cruda realidad. Apenas 8 días antes del inicio formal de la autonomía de Banxico el país se sacudía con el magnicidio del candidato oficialista Luis Donaldo Colosio Murrieta, quien tenía una gran posibilidad de convertirse en el presidente de México.

Los meses transcurrieron en ese año 1994, en medio de la volatilidad financiera, la desconfianza y la incertidumbre; sin considerar otros factores políticos como el crimen en contra del político José Francisco Ruiz Massieu, que enrareció más el panorama político.

Finalmente, el 21 de diciembre de 1994, poco más de 8 meses después del inicio de su autonomía, estalló la crisis financiera y económica más profunda y dramática para México en la era moderna. La devaluación del peso significó para Banxico y para el país un enorme reto, al que en un inicio poco pudo hacer, ya que, entre otras cosas, no contaba con reservas en sus arcas.

Las crónicas de la época y los datos oficiales posteriores confirmaron que, en el momento de la gran devaluación del peso, apenas contaba con 3,000 millones de dólares, una cifra totalmente insuficiente, ya que en 1995 el país debía enfrentar pagos de deuda por 20,000 millones de dólares, mismos que en última instancia tuvo que ser cubierto con un préstamo autorizado por el presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, utilizando sus facultades ejecutivas porque el Congreso de ese país no lo había autorizado.

Pocos bancos centrales en el mundo, o quizás ninguno, pueden decir que su vida autónoma la inició en medio de la crisis financiera más profunda que haya sacudido a su país a lo largo de la historia y, sobre todo, que haya empezado desde entonces a fijar acciones que poco a poco fueron generando confianza en su gestión.

Pero los primeros seis años de su gestión no fueron fáciles. Los obstáculos generados por la dramática crisis iniciada en 1994 llevaron a Banxico a navegar en aguas muy turbulentas esos años, los primeros del régimen de libre flotación.

Antes de que cumpliera su primer año de vida autónoma, Banxico ya había enfrentado una devaluación de casi 100 por ciento con el peso cerca de 6 unidades por dólar. Las tasas de interés se habían elevado al 90 por ciento, desde un previo de 8 por ciento (este factor destruyó millones de créditos de todo tipo y devastó al sistema bancario, llevando a la quiebra a la mayoría de las instituciones, lo que llevó al rescate bancario con fondos del Fobaproa).

Por su parte, la tasa de inflación pasó de 7 por ciento al 50.5 por ciento. Y las reservas del banco central se recuperaban poco a poco, pero nada para celebrar, ya que apenas rebasaron los 5,000 millones de dólares en mayo de 1995.

Objetivos de inflación, el gran paso

Con el inicio del siglo, Banxico había logrado estabilizar a la economía mexicana y los mercados lo consideraban ya una entidad confiable. La certidumbre generada le permitió al banco central del país dar un siguiente paso, trascendental para las siguientes décadas.

Fue en el año 2001 cuando Banxico adoptó oficialmente el Esquema de Objetivos de Inflación, con el objetivo de fortalecer su mandato; es decir, el de preservar el poder adquisitivo de la moneda. La estabilidad de precios lograda hasta entonces le permitió fijar un objetivo explícito de inflación, lo que a su vez significó un alto nivel de transparencia y una comunicación clara con el público y los mercados, además de contar con mecanismos de rendición de cuentas.

Sin embargo, el Esquema de Objetivos de Inflación conlleva retos importantes con respecto a su evaluación y monitoreo, debido principalmente a que la política monetaria afecta con un rezago a la inflación mediante distintos canales de transmisión, y a que la inflación se encuentra continuamente sujeta a choques.

Es así como la publicación de pronósticos de inflación facilita la evaluación del desempeño de un banco central que conduce la política monetaria para lograr la meta de inflación en un cierto horizonte.

Con los objetivos de inflación los analistas, los participantes en los mercados y el público en general están en mejores condiciones para dar seguimiento y evaluar la política monetaria.

Con todo y los vaivenes, dos graves crisis financieras globales (2008 y 2020), que pudieron llevar al mundo a una crisis similar a la de La Gran Depresión de 1929; con graves conflictos geopolíticos, y un mundo cambiante, hoy los resultados de la autonomía de Banxico son evidentes.

La inflación ronda en estos momentos niveles de 4.4%, después de haber rebotado a 9 por ciento tan pronto terminó el Gran Confinamiento generado por la pandemia, aunque este indicador. Por su parte, la confianza sobre el peso es muy clara, algo que no podría ser posible sin un banco central autónomo; mientras la tasa de referencia de Banxico está en 11 por ciento, alta respecto a otras épocas, pero muy por debajo de aquel 90 por ciento que colapsó al sistema bancario en 1995.

También la institución cuenta hoy con unas reservas internacionales muy robustas, que a finales de marzo ascendían a 217 mil 194 millones de dólares (mdd), muy superiores a las que tenía hace 30 años.

La autonomía de Banxico es un garante para la estabilidad económica del país, las cifras así lo demuestran y dejan poco espacio para el discurso; todo indica que seguirá como un factor determinante.

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