Así afectó a las finanzas de México el asesinato de Colosio

Hace 30 años México se estremecía con el magnicidio de quien, casi con seguridad, hubiera sido el próximo presidente del país, en sustitución de Carlos Salinas de Gortari.

Luis Donaldo Colosio Murrieta fue baleado el 23 de marzo de 1994 en Tijuana después de un mitin. Pero el impacto de esas balas fue más allá de un asesinato; golpearon de lleno en las finanzas y la economía del país, que meses después se derrumbaba junto con el peso.

En los hechos, el magnicidio de Colosio marcó el final de la era de los regímenes cambiarios controlados. Se acabó el férreo control estatal sobre la economía y las finanzas y vino la primera gran prueba para el entonces naciente sistema bancario reprivatizado del país, que no soportó el shock. Antes del asesinato, la incertidumbre en la economía ya era muy alta con la aparición de la guerrilla zapatista y los desencuentros al interior del propio gobierno salinista.

Este hecho demostró las graves repercusiones que puede tener sobre las finanzas de un país la inestabilidad política, se trató de un evento hasta entonces desconocido para esas generaciones que lo vivimos, y que ojalá nunca se vuelva a repetir.

Esto es un poco de memoria histórica sobre lo que pasó con los principales indicadores financieros nacionales el día 24 de marzo de 1994, unas horas después del magnicidio (recordemos que el crimen se cometió la tarde del 23 de marzo de 1994, cuando ya los mercados habían cerrado).

Peso, el inicio del colapso

El día después del crimen contra Luis Donaldo Colosio, las autoridades financieras del país (en coordinación con la Presidencia de la República, aunque eso no lo dijeron), determinaron que no había las condiciones necesarias para que los mercados mexicanos abrieran operaciones y decidieron suspenderlas.

Nunca se supo oficialmente lo que sucedió en esas horas, versiones periodísticas hablaron de intensas negociaciones a los más altos niveles entre las autoridades de México y Estados Unidos para evitar una ola especulativa contra el peso cuando reabrieran los mercados, se habló del respaldo de la Fed y del Tesoro norteamericano.

La verdad oficial quizás nunca se conocerá, el caso es que el 25 de marzo, con la reapertura de las operaciones, el tipo de cambio pasó de 3.3350 a 3.3590 pesos en el mercado interbancario, lo que significó una devaluación de “solo” 0.72 por ciento, muy moderada considerando la magnitud del acontecimiento.

Los meses siguientes, el peso siguió devaluándose, aunque a ritmo moderado, pero el peso estaba herido de muerte y no lo sabíamos en ese momento. El Banco de México (Banxico) seguía registrando sangría en las reservas internacionales, eso sería un factor determinante para la gran devaluación del peso unos meses después, y el colapso total de la economía.

Bolsa Mexicana de Valores

En 1994 solamente existía una bolsa de valores en el país; el IPC de la BMV como se le conocía, cerró el 23 de marzo de 1994 en un nivel de 2,543.10 puntos, y para el 25 de marzo el mercado cayó apenas 0.87 por ciento. Pero al igual que el peso, la bolsa de valores fue sacudida por las balas de Lomas Taurinas y al cierre del año acumuló un retroceso de 11.8 por ciento, en gran parte producto del magnicidio.

Reservas de Banxico

En aquellas épocas, el Banco de México (Banxico) ni siquiera informaba sobre el nivel de reservas con las que contaba, como lo hace ahora de manera semanal. De hecho, Banxico no era el que daba la cifra, sino que lo hacía el presidente en turno y dos veces al año: al inicio de cada periodo y en septiembre durante su soliloquio llamado “informe de gobierno”. Esto es algo que tampoco se conocerá bien, el caso es que al cierre de 1994, el Banco de México tuvo que reconocer que solamente contaba con 3,000 millones de dólares en reservas.

La cifra era dramática porque el país tenía que pagar en 1995 alrededor de 20,000 millones en servicio de deuda externa y capital. En pocas palabras, el país estaba en la quiebra. Unos meses antes del magnicidio, en septiembre de 1993, en el informe de gobierno de ese año, las reservas internacionales del banco central redondeaban los 25,000 millones. Es decir, el magnicidio contra Colosio, sumado a la guerrilla del EZLN y el posterior crimen contra José Francisco Ruiz Massieu, le costaron a Banxico aproximadamente 22,000 millones de dólares. Como sea, los activos del banco central estaban en serios problemas antes del magnicidio y estos se intensificaron.

Pero hay un factor clave que incluso no es numérico y que afectó más que los indicadores económicos, es igual de relevante hasta la fecha.

Confianza

La confianza en la economía mexicana se erosionó poco a poco, el magnicidio de Colosio fue, en realidad, una pieza más del rompecabezas que llevó al colapso económico del país: la “Crisis del tequila”, como se le llamó. Esta crisis es, por mucho, la más grande y grave que el país ha vivido en toda su historia, desde su fundación como nación hasta la era moderna.

El magnicidio de Colosio fue la prueba del grave daño que puede hacer la incertidumbre o inestabilidad política, así como económica.

La confianza en un activo invaluable. De hecho, el principal activo para los mercados y la economía en general, sea un país pequeño o grande. La confianza explica la prevalencia del dólar como moneda de reserva global, explica por qué China pasó en 50 años de ser una economía subdesarrollada a la segunda mayor potencia global, y claramente es un factor decisivo para el papel que regiones como Europa y Japón han jugado después de la Segunda Guerra Mundial, a pesar de que quedaron destruidas por las bombas.

La confianza es un activo invaluable y se perdió en 1994 por factores como el magnicidio de Colosio, ojalá hayamos aprendido la lección como país, el daño que hicieron esas balas fue mucho más profundo que la vida que segaron esa funesta tarde del 23 de marzo de 1994. 

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