¿De qué trata el “Proyecto Ágora” y por qué está involucrado Banxico?

Los nuevos tiempos son incontenibles, avanzan con toda su fuerza e incluso instituciones reacias a reconocer sus beneficios, empiezan a ceder poco a poco.

En los días recientes se difundió por parte de varios de los bancos centrales más importantes del mundo un proyecto que no es nuevo, pero que llama la atención precisamente por ser iniciativa de estas instituciones. Dicho proyecto consiste, en pocas y sencillas palabras, en una iniciativa para que, en algún momento del futuro próximo, se  llegue a la “tokenización” de los pagos transfronterizos.

El tema no es fácil, quizás por eso y por la serie de noticias coyunturales y de muy corto plazo que han dominado la agenda de cada país y del mundo en general, pasó un tanto desapercibido. Sin embargo, es de la mayor relevancia y, por ello, pretendemos profundizar un poco más en el mismo.

Empecemos por saber qué es la tokenización, un término nada sencillo de comprender, pero que dentro de algunos años será constante en el lenguaje de la sociedad.

¿Qué es la tokenización?

La tokenización es el proceso de sustituir los datos sensibles por símbolos de identificación únicos, que conservan toda la información esencial de los datos sin comprometer su seguridad. Un token es un dato que no tiene ningún significado ni relación con los datos sensibles originales, por lo que permite que los datos sean utilizados en una base de datos sin revelar la información que protege.

La tokenización refuerza la seguridad de las transacciones con tarjetas de crédito y de e-commerce. También minimiza los costos y la complejidad del cumplimiento de las normas de la industria y las regulaciones gubernamentales.

Este método se utiliza cada vez más en el sector financiero al llevar a cabo tareas como la protección de la información de las tarjetas de crédito, números de la seguridad social, información de las cuentas bancarias, y otros datos de pago.

También se utiliza más en lugar de los métodos tradicionales de encriptación, debido a la simplicidad de su implementación y la rentabilidad frente a otros métodos de protección de datos sensibles.

Algunas ventajas de la tokenización son las siguientes:

  • Alto grado de dificultad al que se enfrentan los atacantes cuando intentan robar información tokenizada.
  • Incluso si los datos son robados, los datos sensibles no pueden revertirse a su forma normal, por lo que son inútiles para los atacantes.
  • Utiliza menos recursos que el cifrado y tiene menos posibilidades de fallar.
  • Reduce los pasos necesarios para el cumplimiento de la normativa PCI DSS para comercios.
  • Facilita los pagos al usar nuevas tecnologías (wallets móviles, pago one-click o criptomonedas).
  • Aumenta la confianza de los clientes, porque mejora la seguridad y la comodidad del servicio.

Banxico, participante del Proyecto Ágora

Ante la nueva realidad, hace unos días se difundió un proyecto por parte del Banco de Pagos Internacionales (BIS), el llamado banco de bancos, denominado “Proyecto Ágora”, mismo que analizará cómo la tokenización del dinero digital mayorista de banca central y de los depósitos de los bancos comerciales en plataformas programables puede servir para mejorar el sistema monetario global.

En otras palabras, este proyecto intentará incorporar a los bancos centrales a los esquemas de tokenización alrededor del mundo.

Así, el Banco de Pagos Internacionales, en coordinación con siete bancos centrales, unirá esfuerzos con el sector privado y evaluará cómo la tokenización puede mejorar el funcionamiento del sistema monetario.

Pero si usted piensa, amable lector, que es un asunto demasiado lejano a nosotros los mexicanos, está en un pequeño error.

El Proyecto Ágora (que en griego significa “lugar abierto de reunión”) reúne a siete bancos centrales: el Banco de Francia (en representación del eurosistema), el Banco de Japón, el Banco de Corea, el Banco de México, el Banco Nacional Suizo, el Banco de Inglaterra y la Reserva Federal de Nueva York.

Estos institutos monetarios trabajan en colaboración con un amplio grupo de empresas privadas financieras convocadas por el Instituto de Finanzas Internacionales (IIF, por sus siglas en inglés).

El objetivo es claro: Analizar cómo los depósitos tokenizados de la banca comercial pueden integrarse perfectamente con el dinero mayorista tokenizado de los bancos centrales, en una plataforma financiera central público-privada programable.

No hay tiempos específicos todavía, pero es probable que el futuro nos haya alcanzado y dentro de no muchos años estemos frente a un sistema monetario mundial muy diferente al que conocemos actualmente, con todas las implicaciones para la vida cotidiana, por ejemplo, los pagos por medio del teléfono celular sería lo cotidiano y el uso de dinero en efectivo estaría muy cerca de desaparecer en algunos lugares y en otros convertirse en algo poco usual.

El propio BIS lo advierte al señalar que el proyecto, de llegar a buen término, podría mejorar el funcionamiento del sistema monetario y ofrecer nuevas soluciones para el manejo del dinero.

Una nueva forma de liquidar pagos y permitir cierto tipo de transacciones que actualmente son inviables o imprácticas redundará en beneficio de empresas y personas.

Al mismo tiempo, se podrían resolver varias ineficiencias estructurales inherentes a la dinámica actual de pagos, especialmente a nivel transfronterizo.

Y no, no parece tan lejano si se considera que los bancos centrales más importantes del mundo, entre los que se incluye al de nuestro país, ya han puesto “manos a la obra” por medio del Proyecto Ágora.

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