¿Cómo podrá solucionarse el conflicto entre México y Ecuador?

La solución al conflicto diplomático entre México y Ecuador no será sencilla ni inmediata, sobre todo por el contenido de la demanda de nuestro país promovida este jueves ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ), en la que el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador pide que la nación sudamericana sea expulsada de la ONU por haber irrumpido en la Embajada mexicana en Quito.

Debido a que es muy difícil que México logre todos los puntos solicitados en su querella, la crisis entre ambas naciones en realidad tendrá que ser resuelta dialogando, lo que -de parte de nuestro país- solo será posible en una nueva administración, tras la conclusión de la presidencia de López Obrador.

Es importante destacar que el mandatario mexicano y la canciller Alicia Bárcena informaron que, en el ocurso en contra de Ecuador, México pide la “suspensión” de ese país en la Organización de las Naciones Unidas (ONU), aunque la demanda, cuya copia posee ALTO NIVEL, en realidad solicita que el Estado ecuatoriano sea expulsado de esa organización.

La diferencia entre suspensión y expulsión no solo es semántica, pues -de hecho- actualmente Ecuador se encuentra suspendido en y por la ONU, debido a que no ha pagado durante ocho años las cuotas que obligatoriamente deben liquidar todos los Estados miembros.

En este punto resalta que el gobierno mexicano informó de manera parcial lo que realmente está demandando ante la CIJ, lo que tensa aún más el diferendo.

Casi imposible la expulsión

Si bien la expulsión de cualquier Estado integrante de la ONU podría ser ordenada por la Corte Internacional de Justicia en una sentencia, dado que es el máximo órgano jurisdiccional de las Naciones Unidas, esto nunca ha sucedido.

En ese tenor, Stéphane Dujarric, portavoz del secretario general de la ONU Antonio Guterres, informó que la eventual expulsión de Ecuador, a solicitud de México, es un asunto que depende de todos los Estados miembros.

Además, nunca ha habido una declaración de expulsión de la ONU para ningún país, solo en dos casos su Asamblea General decidió no reconocer las credenciales que periódicamente deben presentar todas las naciones, lo que en los hechos terminó convirtiéndose en una expulsión.

Así, sin que interviniera la Corte Internacional de Justicia, en 1971 la ONU le negó el reconocimiento de sus credenciales como país miembro a Taiwán, territorio que forma parte de China.

Tres años después, en 1974, la Asamblea General de la ONU rechazó las credenciales de Sudáfrica, por su política racista del Apartheid, y no fue sino hasta 1994 cuando volvió a reconocerlas. En 1982 también se intentó el rechazo de las credenciales de Israel, aunque esto al final no se llevó a cabo.

Antes de la existencia de la ONU, en la Liga de Naciones, la Unión Soviética sí fue expulsada de esa organización que funcionó entre 1920 y 1946, debido a que ese Estado comunista inició en 1939 la llamada Guerra de Invierno con Finlandia.

Con todo esto, resulta casi imposible que México logre que Ecuador sea sancionado con su salida de la ONU, cuando la Corte Internacional de Justicia resuelva el fondo de la demanda mexicana.

Buenos oficios, pero con otros gobiernos

La sentencia que emita en unos años la CIJ, en la que también se puede incluir una eventual sanción a México en caso de que Ecuador reconvenga a nuestro país (contrademande), puede declarar responsable al Estado ecuatoriano de transgredir la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas al haber irrumpido en la Embajada mexicana.

De ser este el caso, el tribunal internacional puede ordenar una indemnización económica para reparar el daño sufrido por México. Sin embargo, en la querella ante la Corte Internacional de Justicia, México también está pidiendo “la reparación del daño moral” causado en su contra, para lo que solicita que Ecuador le ofrezca una disculpa.

Adicionalmente, nuestro país también instó a la Corte a emitir, con “extrema urgencia”, medidas provisionales para proteger la legación mexicana en Quito y sus documentos, pues teme que el gobierno de Ecuador allane y registre el edificio de la Embajada.

No obstante, independientemente del fallo de la CIJ, al final deberán ser los buenos oficios de instituciones como la Organización de Estados Americanos (OEA) o la ONU, y la disposición al diálogo de ambos países, los que, en el futuro, con nuevos dirigentes en sus gobiernos, permitan una reconciliación entre México y Ecuador.

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